El gloss llegó en los años 70 para quedarse con nosotras. Su función era dar brillo neutro y color a los labios.
En sus comienzos era pegajosos e incomodo de aplicar, en cambio ahora muchas firmas incluyen en sus brillos de labios protección solar con ingredientes SPF. Son productos que gracias a la concentración de reflejos de luz, nácar o activos de brillo de cristal aportan volumen a los labios. Además las texturas y formulas son más ligeras y menos pegajosas que antes.
Para aplicarlo y conseguir un resultado coqueto y sutil, lo ideal es utilizar un pincel fino de pelo sintético con el que coger un poco de producto para distribuirlo por los labios, desde el centro hacia fuera.
Si no tenéis pincel porque os encontráis fuera de casa podéis utilizar el dedo índice para aplicar el gloss de la misma manera, con poco producto, con los labios entreabiertos y de dentro a fuera para que quede la mayoría del brillo en el centro.
Pues me despido!! Nos vemos el jueves!