Hello darlings!!
No me digáis que no os da envidia mi foto! Me la da hasta a mí :(. No hay nada más relajante que el mar sereno…
Reconozco que no me vuelve loca la playa en el plan “chica-gamba tostada al sol”, prefiero ir un rato, pasear, chapotear con los pies en la orilla y cotillear las historias de los que pasan a mi alrededor con sus bañadores más o menos bonitos. No creáis que me refiero a juzgar las vidas de quiénes pasan hablando a mi lado, más bien al contrario. Veréis, pienso que la playa puede ser un gran salón de terapia para el cuerpo y para la mente.
Cien veces nos han hablado de las propiedades cicatrizantes del agua de mar, de lo beneficioso que resulta pasear por la arena húmeda para la espalda y los pies y hoy yo os recomiendo que aprovechéis también la arena y el mar para daros masajes circulares en la piel. La arena hará las veces de exfoliante y el agua fría es estupenda para la circulación. Bueno, pues cuando os encontréis ahí, sentadas en la arena, viendo a la gente desde abajo, utilizad lo que veis para entender a esas personas en las que a veces no reparamos. La señora mayor que baja solita sin ayuda hasta la arena. Tan sólo lleva una silla de plástico y un sombrero, se acerca despacio hasta la orilla, disfrutando de cada concha que encuentra a su paso. Observad también a la madre de familia que llega a la playa con sus tres niños y su marido, cargados con sombrillas, toallas, cubos, flotadores, neverita… Salir de nuestro “ombliguismo” contemplando escenas tan cotidianas como estas nos ayuda a ver también nuestra vida con más objetividad y menos dramatismo.
Besitos y abrazos with love!!! See you tomorrow!!